No hubo reunión, esa que solo requería protocolizar unos acuerdos ya alcanzados, aunque esa no debería ser la noticia, el hecho es que los líderes de la Minga y cientos de indígenas estuvieron a solo metros del presidente Iván Duque que permaneció en el centro cultural, con la presencia del Procurador General, de la ministra del Interior Nancy Patricia Gutiérrez, e incluso organismos internacionales.
Los ánimos dificultaron mucho la reunión, con el anuncio del Fiscal General de un posible atentado al presidente, se usó esa excusa para no ceder sobre el lugar de la reunión, mientras en la plaza su silla vacía lo esperaba con un letrero con su nombre.
Los testigos contactados por Ola Política relataron las dos caras de la moneda, por un lado, el presidente además de tener una alerta de seguridad quería dialogar a puerta cerrada en la casa de la cultura con los líderes de la Minga, en un auditorio con asistencia controlada, y los líderes de la Minga, buscaban que el presidente hablara de cara a los indígenas, e hiciera un acto más simbólico sobre su voluntad de lograr terminar esta protesta.
En la plaza había hombres, mujeres, niños, y ancianos, no se permitió el ingreso de bebidas alcohólicas y todo ocurrió bajo las reglas de las agrupaciones indígenas.
En la Minga insistían que el Fiscal buscó una manzana de la discordia e inventó la amenaza, el grupo del presidente desconfiaba de los indígenas en la plaza, y los observadores intentaron mediar sin éxito la situación.
¿Quién dejo esperando a quién?
En realidad es sorprendente, como una movilización social que ha afectado de forma drástica la economía del suroccidente del país, y que estaba a punto de finalizar, tenga como obstáculo la falta de una reunión a metros de distancia.
Es comprensible que los líderes de la Minga no dejarían a sus compañeros, que llenaban la plaza de Caldono, esperando mientras estaban detrás de bambalinas e incumpliendo su promesa de llevar al presidente, mientras al mismo tiempo el presidente quería cumplir su palabra de asistir bajo sus términos, después de ganarse las críticas del sector duro del uribismo y del propio expresidente Uribe por ese acuerdo.
Para los indígenas la ofensa de rechazar sus invitaciones, pero, además, de no cumplir su palabra de hablar con ellos, es una seria ofensa, y esto reinició el debate sobre retomar o no la movilización, mientras el helicóptero sacaba al presidente Duque de la zona.
Consecuencias
El presidente quiere mostrar su “mano dura”, dijo a través de la ministra del Interior, que cumpliría el acuerdo, pero no permitiría más bloqueos a la vía panamericana, mientras en el Putumayo los indígenas (distintos a los del Cric del Cauca) se preparan para realizar un nuevo bloqueo con sus propios reclamos.
En el Cauca ya se habla de retomar el bloqueo a la vía panamericana luego del 25 de abril, una vez finalizada la semana santa que es fecha crucial para la economía del departamento, en especial de Popayán.
Anuncios que se espera no requieran volver a la movilización por un desacuerdo de tan solo metros de diferencia, y ante una actitud poco generosa de las partes. ¿Así manejará el gobierno todas las movilizaciones en el país?