El presidente boliviano Evo Morales, puso fin a más de 13 años de su mandato sobre ese país andino, además renunció el vicepresidente Álvaro García Linera, y los presidentes de las Cámara de Diputados y del Senado.
La historia que comenzó en un referéndum en 2016 (como lo contamos en Ola Política) donde se preguntaba a los ciudadanos por la reelección del presidente y vicepresidente, lo que alargaría a otro mandato más a Evo Morales, que dirigía el país desde 2006.
Perder el referéndum, y obtener de todas formas la aprobación de la rama judicial para reelegirse, y postularse de nuevo, fueron para algunos los detonantes de la actual crisis de poder de Bolivia. Por supuesto, otras visiones como la del régimen de Nicolás Maduro, consideran al igual que Morales y su vicepresidente, que todo se trató de un golpe de estado.
Con las elecciones inició una fuerte tensión, Morales tiene todavía un fuerte apoyo popular en el país, lo que se demostró con la mayor votación en la elección, pero lejos quedó la unanimidad que lo reeligió en 2014 con el 63% de los votos, en 2009 con el 64%, y en 2005 con el 53%, ahora en el debate de si debía o no ir a una segunda vuelta presidencial con el expresidente Carlos Mesa, por una diferencia de cerca de 650 mil votos entre ellos, el presidente comenzó a quedarse sólo.
Mientras se hacía el cuestionable escrutinio, la elección comenzó a perder toda credibilidad, sumando una suspensión del conteo que indicaba la necesidad de una segunda vuelta, todo terminó en descredito cuando la OEA anunció que había serias irregularidades.
Aunque Morales en un inició celebró su victoria, tuvo que dar un paso atrás anunciando nuevas elecciones, en medio de fuertes protestas en las calles, a una presión social que se le suma el llamado de los militares a renunciar para pacificar el país.
Queda para la historia preguntas como ¿De hacerse una segunda vuelta donde ganara Morales esto habría ocurrido?, ¿Si ganaba en la segunda vuelta el expresidente Mesa, Morales aceptaría la derrota?
Por el momento, se cree que Morales se encuentra escondido en una zona cocalera, al interior del país, y denunció que hay activa una orden ilegal para arrestarlo, y que su casa fue atacada por grupos violentos. La Policía se había sumado a las protestas desde el viernes, así mismo, esa fuerza ha negado desde su cúpula que exista orden de aprehensión en contra del expresidente.
México por su parte ofreció asilo al exmandatario, en lo que sería la jugada internacional más relevante del presidente de ese país López Obrador, quien ha preferido estar ajeno a la política exterior desde su llegada al poder hace casi un año.
Retos a las instituciones
Ahora todo queda en manos del congreso (La Asamblea Legislativa Plurinacional), el partido del expresidente Morales, Movimiento al Socialismo (MAS), controla ambas cámaras, y con la renuncia de sus presidentes, la segunda vicepresidenta de la oposición Jeanine Añez tendría que asumir el mando.
Para eso se llamará hoy a una sesión extraordinaria, que tendrá primero que aceptar las renuncias de Morales y su vicepresidente, para luego nombrar a alguien a cargo, algo difícil, pues Añez necesita tener cuórum para tomar decisiones, y su bancada es minoría.
La prioridad del reemplazo de Morales será regresar el orden al país, y llamar nuevas elecciones, aunque seguramente terminarán en un nuevo choque entre las visiones de continuismo de MAS, y las de una oposición fortalecida, ante la incapacidad del oficialismo hasta ahora de presentar un nombre diferente al de Morales para asumir esas banderas.
La era de Morales en el poder, trajo consigo grandes reformas en la forma de dirigir el país, una nueva constitución, y al que fuera el mandatario más popular de su historia, pero al mismo tiempo, una constante necesidad de reelección que parece ser parte del origen de la profunda división que se vive en esa nación.