Cuando Estados Unidos y un puñado de países reconoció a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como Presidente Interino de Venezuela, la esperanza de un cambio creció, en un país sumido en una fuerte crisis económica, y de un régimen acusado de crímenes de Lesa Humanidad, un panorama complejo en una nación donde las Fuerzas Armadas siguen del lado de Maduro.
La presión fue disminuyendo, el cerco diplomático no ha logrado mayores resultados, lejos de la afirmación del presidente colombiano, Iván Duque, quien estimó que al régimen de Maduro “le quedan muy pocas horas”, y del plan del gobierno de Trump, de dar un giro a Venezuela, que terminó con el despido del asesor nacional de seguridad, John Bolton, a quien se consideraba uno de los artífices del apoyo estadounidense a Guaidó.
Recientes escándalos y el 5E
Durante el año Guaidó ha tenido que asumir varios escándalos, pero quizá la mayor muestra de que su liderazgo se debilita es la renuncia del embajador de Venezuela en Colombia, Humberto Calderón Bertí, quien dejó su cargo en días pasados.
Mientras el diario El Nacional, de ese país, revelaba que la salida de Calderón Bertí, era por un plan para sacar a Guaidó de su posición, el mismo exembajador, salió para dar su versión de lo que ocurría, destapando críticas por el manejo de recursos de organismo internacionales (según Guaidó de fondos privados), para la ayuda de militares desertores de las fuerzas armadas venezolanas, y que terminaron en manos de delegados de Guaidó, con gastos que según el exembajador, incluían “prostitutas y licor”.
Esto solo empeora cuando Calderón Bertí, dice que su relación con Guaidó no existe hace meses, evidenciando una posible debilidad de comunicación y mando al interior del gobierno interino.
Pero las acusaciones de corrupción no se enfocan solo en lo ocurrido con dichos recursos, además, se acusa a diputados de la oposición, de intentar proteger al empresario colombiano Carlos Lizcano, con cartas a favor del empresario para ayudarlo en el caso de posibles investigaciones, pues a Lizcano se le señala de vender importaciones al régimen Venezolano para sus Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), una forma de ingresar alimentos al país que se encuentra desabastecido, y que la misma oposición ha señalado de ser una forma de control social para garantizar el apoyo popular, y rechazar dar alimentos a quienes no cumplan esas condiciones.
En este entramado, con acusaciones de lavado de dinero, se acusó en Estados Unidos a Alex Saab y Álvaro Pulido, considerados superiores de Carlos Lizcano, de prestarse para el lucrativo negocio con el régimen de Maduro, y a diputados de la oposición de buscar para Lizcano “indulgencia”.
Pero ¿Por qué estarían interesados estos diputados en apoyar a posibles colaboradores con la llamada dictadura?
Según Guaidó, todo esto se centra en el 5 de enero de 2020, el llamado 5E, donde el parlamento hará rotación de su presidencia, y la Asamblea Nacional nombraría un nuevo presidente interino.
La mayoría parlamentaria la sigue manteniendo la oposición, aunque ha menguado, de los 112 elegidos, solo quedan 82, muchos ellos exiliados, o presos, denunciando por supuesto persecución, y el régimen de Maduro, a través del partido de Hugo Chávez, el PSUV, tiene 38 de los 55 elegidos originalmente.
Se necesitan 63 votos, y es a los partidos minoritarios a los que correspondería el liderazgo, ellos y las mayorías opositoras restantes, siguen en acuerdo de mantener a Guaidó en el cargo, pero si logran reunir los 63, el PSUV podría terminar con la presidencia de Guaidó, y con ello ganar oxígeno de una nación que se considera hoy dictadura por varios organismos internacionales.
Guaidó lo llamo “compra de conciencias para dañar el próximo 5 de enero”, pero lo cierto, es que varios diputados no están contentos con la gestión del presidente interino, los escándalos de corrupción, y el hecho de que su popularidad según Datanálisis cayó del 63% al 42%.
Si el actual presidente interino, no muestra señales más firmes de ser un cambio, y de estar preparado para hacerlo, el 5E podría convertirse en una carrera agotadora para mantener el orden interno de su liderazgo, y del deseo de varios diputados opositores de reemplazarlo a raya.
Entre tanto, se cree que el comisionado presidencial para las relaciones exteriores de Venezuela, Julio Borges (quien fue presidente de la Asamblea Nacional y se encuentra hoy exiliado), sería el nuevo embajador en Colombia, algo que se destaca por su buena relación con el gobierno de Duque y el partido de gobierno, el Centro Democrático, además de su origen en el partido Primero Justicia, del excandidato presidencial Henrique Capriles.