¿Existe una contradicción en el gobierno de Iván Duque sobre los Acuerdos de Paz? Esa es la pregunta que dejó en el aire las declaraciones de la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez en el Gran Foro Colombia 2020 “¿Para dónde va el país?”, y que generó todo tipo de reacciones, incluyendo la de otros altos funcionarios.
Gutiérrez calificó el Acuerdo de “semi-fallido”, y culpó principalmente a las FARC, afirmando que “no les respondieron a quienes creyeron en ellas. Unos sectores se apartaron del proceso, hoy en día son disidencias” incluso que “la institucionalidad que estaba prevista para una implementación a 10 años terminó siendo una carga inicial para este gobierno.”
Aunque, por supuesto, las Farc respondieron a la crítica, afirmando que era el Estado el que había incumplido en varios puntos, y lo sabotea, también la de varios parlamentarios amigos del proceso que criticaron las posiciones contradictorias del Gobierno.
El cambiante discurso de la paz
Mientras el gobierno se encuentra en la implementación de las llamadas Zonas Futuro, que se muestra como la gran apuesta del Gobierno a las zonas más afectadas por el conflicto, y con la visita del presidente con el empresario Howard Buffet, a Tibú, en Norte de Santander, se ha querido mostrara que el Estado sí está cumpliendo, incluso el presidente en lo que parece una desautorización a la ministra afirmó que la: “paz con legalidad va por buen camino.”
Por supuesto, esto es una visión de la negociación y construcción de una hoja de ruta del gobierno de Juan Manuel Santos, a la implementación que realiza el gobierno de Iván Duque, si bien, el discurso ha ido cambiando con el tiempo, de una serie de profundas críticas al acuerdo, a un esfuerzo por mostrar a la ONU, que sí se hacen esfuerzos por la implementación, esta no está exenta de polémicas, vacíos, y peticiones al gobierno para que haga más esfuerzos a su favor.
Lo cierto es que el gobierno no ha logrado hasta ahora cumplir algunas de sus propuestas más fuertes contra el acuerdo en la campaña presidencial de 2018, entre ellas una reforma a la Jurisdicción Especial de Paz, y parece concentrarse más hoy en los disidentes, que en el futuro político de los líderes que permanecen en el partido Farc.
La Fundación Ideas para la Paz (FIP), ha destacado que los principales avances del gobierno han sido en la reincorporación de los excombatienes, en especial a través de la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), y de la Alta Consejería para la Estabilización y Consolidación, que lidera Emilio Archila.
Pero, el asesinato de líderes sociales, de excombatienes de las Farc (los casos tan controversiales como el de Dimar Torres), la lenta sustitución de cultivos ilícitos (sumada a la iniciativa del gobierno que volver con la fumigación aérea con glifosato), y las constantes observaciones a las limitaciones de recursos para las instituciones creadas por el acuerdo (las mismas que la Ministra llamó “carga para el gobierno”), son algunos lunares que seguramente perdurarán a lo largo del mandato del presidente Duque.
También perdurarán las críticas al partido Farc por las disidencias que se revelaron en 2019, aunque las disidencias de grupos desmovilizados han sido algo que históricamente ha cubierto en mayor o menor medida a todos los acuerdos de paz del mundo, en especial por la atracción que generan las economías de guerra, o por desacuerdos de las facciones de estos grupos.
El 2020 será un año crucial para este proceso, sin eventos electorales, y con la continuidad de la Misión de verificación de la ONU, el gobierno tendrá un gran reto por delante, que evidentemente requiere unificar el discurso de los altos funcionarios de la administración, a lo que el presidente Duque ha manifestado en organismos internacionales, y ¿Es este el preludio de la salida de la ministra Gutiérrez? Otro tema que parece se resolverá en las próximas semanas.