La historia de las actuales marchas, y denuncias de fraude en las elecciones presidenciales de Bolivia, no inició el pasado fin de semana con los hechos que hacen dudar de la transparencia del proceso, en realidad ha generado sospechas desde años atrás.
Reelección de Morales
Evo Morales llegó al poder en el año 2006, son 13 años en el poder, se vio favorecido por el cambio constitucional de 2009 que le permitía reelegirse para dos periodos de 5 años cada uno, entonces luego de salir elegido en 2010 y 2014, se esperaba el final de su largo mandato en esta elección.
Pero desde 2016 comenzaron a ejecutarse las estrategias para buscar un mandato más, con un referéndum que no sólo probaría que Morales mantenía las mayorías para seguir otro periodo en el cargo, también que lo hacía dentro de los márgenes de la democracia de ese país.
Pero Morales perdió el referéndum, y eso revivió a la oposición boliviana. Luego, un año después, empezaron las polémicas decisiones de la justicia de ese país para favorecer al presidente, el Tribunal Constitucional consideraba que Morales podía presentarse de nuevo a la reelección, e incluso que limitar a un presidente a dos periodos, iba en contra de los derechos humanos, básicamente, le abrió la puerta a Morales, y futuros líderes políticos para reelegirse continuamente.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), considerado otro ente politizado de ese país, aprobó la candidatura de Morales, y este llegó a unas elecciones donde ya no poseía las aplastantes mayorías del pasado, aunque sigue siendo un popular mandatario en ejercicio.
Las elecciones
El expresidente Carlos Mesa, fue el rival directo en las elecciones para el actual presidente Morales, y la campaña estuvo marcada por una diferencia más cerrada entre los dos.
El domingo en la noche, el escrutinio mostraba como Morales y Mesa debían definir la elección en segunda vuelta (esto ocurre en Bolivia, cuando la diferencia entre ellos es menos de 10 puntos), los resultados eran 45% Morales, 38% Mesa.
Pero, sorpresivamente el TSE anunció que suspendía el escrutinio, el lunes, tras 23 horas, el TSE volvió a mostrar resultados ahora en el 95%, donde ahora morales tenía 10 puntos más que Mesa (por décimas) y ganaba automáticamente las elecciones.
Las reacciones
La oposición y un gran número de ciudadanos salieron a las calles, en un hecho que recuerda las denuncias de fraude en Colombia a las elecciones Misael Pastrana en 1970 en el llamado “Chocorazo”, de un momento a otro Morales se vio beneficiado.
La Organización de Estados Americano (OEA), ya había solicitado que se reanudara el conteo, además, hoy dice que puede hacer auditoria al proceso, pero en una serie de condiciones que incluyen que su revisión sea vinculante, algo que no se espera acepte el gobierno boliviano.
Morales por su parte salió esta misma mañana a denunciar un “golpe de estado”, a declarar el estado de emergencia debido a las protestas, y sobre todo, a reclamar su victoria para continuar con el mandato presidencial más largo de la historia de ese país.
La desconfianza ciudadana sobre el TSE, y los constantes giros que llevaron a una nueva candidatura y reelección del presidente, están llevando a Bolivia a ser objeto de fuertes críticas sobre la transparencia y seguridad de su democracia, una que parece desdibujarse en medio de un proceso electoral que está lejos de ser fiable.