La Alcaldía Mayor de Bogotá estrenó su protocolo para las marchas, todo esto bajo el contexto de movilizaciones sociales que comenzarán con más fuerza a partir del 21 de enero, en una estrategia que busca garantizar la protección de la vida, la infraestructura del sistema Transmilenio, y el patrimonio.
Es un gran desafío, pues la alcaldesa reemplaza a una alcaldía que se consideró severa frente a las movilizaciones, y fue constantemente criticada por el uso del ESMAD. Precisamente una de las solicitudes de los marchantes en 2019 era eliminar a este escuadrón antidisturbios, decisión que está en manos del gobierno nacional.
El nuevo protocolo contempla la sanción social como primera medida, no sólo invitando a los que participen en las marchas a rechazar de inmediato actos de vandalismo, también se intervendrá con el apoyo de 100 madres gestoras de paz (madres de jóvenes manifestantes y miembros del ESMAD), y apoyarán como gestores de convivencia.
Los gestores de convivencia que vienen desde la alcaldía de Lucho Garzón, y se han ido fortaleciendo en las siguientes administraciones, seguirán participando, junto a las madres gestoras de paz, para luego pasar a la Veeduría y Personería, y la mediación pasará a la Secretaría de Gobierno, y no a la Secretaría de Seguridad como pasaba en la administración anterior.
Luego entrará la Policía con un cuerpo que no hace parte del ESMAD, e intentará intervenir, y finalmente como último recurso entrará el ESMAD que tendrá que cumplir protocolos en Derechos Humanos, según lo indicado por la Secretaría de Seguridad.
La primera prueba
No pasó un día para que la administración tuviera que poner a prueba los protocolos, con el bloqueo de estudiantes en la AK 30 a la altura de la Universidad Nacional.
En redes sociales se observó la conversación que intentó tener el Secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, con los manifestantes, y sus propuestas que fueron aceptadas por los estudiantes, como hacer un bloqueo intermitente, e incluso a los encapuchados, ofrecerles hablar ante medios de comunicación nacional para que expresaran los motivos del bloqueo y los titulares no se concentrarán solo en el desorden social.
Los estudiantes finalmente desbloquearon, pero los encapuchados se negaron a retirarse, y se necesitó la intervención de la Policía, y finalmente del mismo ESMAD.
El choque en redes sociales fue evidente, llovieron críticas de aquellos que esperaban que el ESMAD no interviniera, y también de aquellos que justificaron la intervención del cuerpo de seguridad ante la falta de colaboración de los manifestantes.
Pero la prueba de fuego serán las movilizaciones del 21 de enero, y que se espera sean masivas y generen bloqueos en varias vías de la ciudad, las preocupaciones van desde la seguridad de las 100 madres gestoras de paz, hasta las nuevas intervenciones del ESMAD que sean requeridas, y si de verdad será la última medida a tomar, cabe resaltar que las escopetas calibre 12 no podrán ser usadas por este los uniformados, tal y como fue solicitado por la Procuraduría, pues es el mismo tipo de arma que llevó a la muerte del joven Dilan Cruz.