Colombia: ¿Rumbo a nuevos casos de falsos positivos?

Análisis Por

Fulminante, así fue el artículo de The New York Times titulado “Las órdenes de letalidad del ejército ponen en riesgo a los civiles, según oficiales” y en su versión en inglés Colombia Army’s New Kill Orders Send Chills Down Ranks”, el artículo da cuenta de la frustración del general Nicasio Martínez en la lucha armada, y las cuestionables ordenes y compromisos que ha pedido a sus subalternos para aumentar la efectividad de los ataques del Ejército.

Según el periodista Nicholas Caesy: “Una orden que causa especial preocupación instruye a los soldados que no “exijan perfección” al momento de ejecutar ataques letales, incluso si tienen preguntas significativas sobre los objetivos que están atacando. Algunos militares dicen que esa orden implica que reduzcan sus normas para proteger a civiles inocentes de ser asesinados, y que ya ha ocasionado muertes sospechosas o innecesarias”

El periodista recuerda como este tipo de ordenes durante el gobierno de Álvaro Uribe, desembocaron en los falsos positivos, las famosas ejecuciones extrajudiciales contra jóvenes inocentes para completar las cuotas del ejército en la lucha contra-guerrillera.

La denuncia se hace aún más grave, cuando el periodista afirma que, según un oficial, se les viene instando a “hacer lo que sea”, incluso “aliarse” con grupos criminales para mejorar resultados, y todo lo anterior ambientado bajo la presión que ejerce según ese medio el gobierno de Donald Trump.

Consecuencias políticas

Desde hace semanas se viene preparando una moción de censura en la Cámara de Representantes, contra el Ministro de Defensa, Guillermo Botero, debido a la muerte del exguerrillero de las FARC, Dimar Torres, en extrañas circunstancias y que tiene a un Coronel de Ejército en plena investigación, incluso el saliente Fiscal General Néstor Humberto Martínez, ya había afirmado que dicha muerte se trataba de un homicidio.

Ahora la moción de censura se enfocará en lo revelado por The New York Times, y pone al ministro Botero en una delicada situación, y sobre todo, una fuerte exposición mediática hacía exterior por lo que se considera el regreso de una política que pone en peligro la vida de civiles inocentes.

La vergüenza se agrava

Pero para rematar el escándalo, la senadora María Fernanda Cabal, en su característica polémica voz, terminó acusando al periodista que realizó el artículo, quien además es director de la Oficina de The New York Times para los Andes afirmando:

Este es el “periodista” Nicholas Casey, que en 2016 estuvo de gira con las farc en la selva.
¿Cuánto le habrán pagado por este reportaje? ¿Y por el de ahora, contra el ejército de Colombia? #CaseyEsFakeNews

 Su acusación, sostenida en unas fotos que no demuestran que Caesy realizará artículos en favor del entonces grupo guerrillero, ni mucho menos ser un aliado de ellos, generó la reacción del medio estadunidense que se defendió diciendo: “The New York Times no toma partido en ningún conflicto político en ninguna parte del mundo”… y recordó que han escrito “historias muy duras” sobre ese grupo guerrillero y otras organizaciones criminales y le recordó a la senadora que ellos toman dicha información de documentos escritos por el propio ejército.

El presidente para El Tiempo, se limitó a decir que “le cuesta creer” lo allí escrito y que “Las órdenes operacionales que emite un comandante de fuerza a sus subalternos no son del conocimiento previo del Presidente de la República como comandante supremo de las Fuerzas Armadas”, pero también dejó claro que: “Las órdenes operacionales que emite un comandante de fuerza a sus subalternos no son del conocimiento previo del Presidente de la República como comandante supremo de las Fuerzas Armadas”.

Lo cierto es que este capítulo parece solo comenzar, y en adelante se pondrá la lupa sobre directrices del Ejército que deriven en ordenes que puedan poner en riesgo la vida de inocentes, en medio de la búsqueda de dar de baja o afectar a los grupos criminales en el país, en un escenario de recrudecimiento del conflicto con una criminalidad creciente. ¿Estará el gobierno Duque a la altura de la solicitud de Ejército humanizado y rindiendo cuentas claras a su Comandante en Jefe?