La situación en las cárceles del país, solo empeora con el paso de los días en medio de la emergencia sanitaria que vive el país, por ejemplo, en la Cárcel de Villavicencio ya hay 856 casos confirmados entre 1.700 internos y 300 guardias, mientras en la Cárcel de Leticia falleció un hombre al que le acababan de otorgar su libertad, y ya se confirmaron 85 casos, entre 185 internos.
Una crisis que intensifió otra
La crisis en el sistema penitenciario ya era grave, el hacinamiento en las cárceles del país, las condiciones que viven los internos, y los amotinados que han ido en aumento, son solo agravantes de la otra crisis, la pandemia que vive el mundo y que está convirtiendo a las cárceles en centro de incubación de nuevos infectados.
Estos casos se suman a los 24 confirmados a la fecha en la cárcel Picaleña, de Ibagué, además, también hay casos confirmados en la cárcel de Guaduas, Cundinamarca, El Bosque en Barranquilla, las Heliocondas en Caquetá, y la Picota, en Bogotá.
El Inpec asegura desplegar todas las medidas de seguridad a su alcance, pero con las condiciones que se viven al interior de los centros de reclusión, es prácticamente imposible evitar nuevos contagios, además, el acceso al sistema de salud, y la posibilidad de inmediata de descongestionarlas tampoco parecen una solución a mediano plazo.
Precisamente, el Decreto 546 de 2020, busca la salida de cerca de 4.000 reclusos, para ser enviados a prisión domiciliaria por 6 meses, en especial aquellos con condiciones especialmente vulnerables como enfermedades pre-existentes, o por su edad, pero como lo afirmó la misma Ministra de Justicia, Margarita Cabello, el Decreto por sí solo está lejos de ser una solución al problema.
De hecho, a la fecha sólo han salido 410 reclusos, de las más de 3.600 solicitudes hechas por el Inpec al respecto, y hay al menos 310 solicitudes más admitidas y en espera de ser resueltas.
La cárcel de Villavicencio, un ejemplo de la crisis en el país
El propio director de la Cárcel de Villavicencio, Miguel Ángel Rodríguez, explicó a la Asamblea del Meta la delicada situación que vive el penal y las precarias condiciones que existen parar detener el avance del COVID-19 en sus instalaciones.
Los médicos en dicha cárcel renunciaron a falta de equipos de bioseguridad, el hacinamiento hace dormir a las personas en baños, y debajo unos de otros, en una cárcel con capacidad para 900 reclusos, albergaba a inicios de año más de 1.800 y ha logrado disminuir esa cifra a 1.750.
Pero aquellos que salen tampoco son una noticia alentadora, pues a pesar de las solicitudes para que puedan estar aislados, el director dijo no tener herramientas legales para hacerlo, según la Ley vigente si a una persona se le concede la libertad, basta una revisión de antecedentes de un Juez para concederla, sin permitir retenerlo por ningún motivo adicional.
Los reclusos adultos mayores siguen sin poder salir a otro lugar de reclusión más seguro, como el Yari, un centro para menores infractores del ICBF próximo a entrar en funcionamiento, que el mismo Ministerio de Justicia ha indicado se puede utilizar para enviar internos que se encuentren en una delicada situación de vulnerabilidad, pero la gobernación todavía no lo ha entregado.
La cárcel tuvo que adecuar los talleres de carpintería, y la zona de reclusión para mujeres, para poder llevar internos enfermos, pero esto no garantiza que existan nuevos casos o que su situación de salud empeore.
La Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), prometió tres carpas para atención de pacientes en el consejo de seguridad que se realizó en Villavicencio, pero al final, solo llegó una carpa con capacidad para 20 personas, que no está adecuada al clima, y el calor en su interior hace imposible la atención de cualquier paciente.
La ineficiencia en sostener un sistema penitenciario acorde a la Constitución y en especial la protección de los Derechos Humanos, parece una constante, incluso para mitigar la pandemia en sus instalaciones, algo que sólo empeoraría los contagios y fallecidos de las ciudades donde están estos centros.