El gobierno Duque: Del reclamo en las calles, al desorden al interior de su partido

Análisis Por

Las últimas semanas han sido difíciles para el presidente Iván Duque y su gobierno, la combinación de factores ha sido evidente, marchas en las calles de un paro que reúne el descontento de varios sectores, problemas entre sus ministros, reclamos de miembros del partido de gobierno, y las dificultades para crear un diálogo en medio de una baja popularidad.

Las marchas en las calles han mostrado una suma de sectores que tienen sus propios reclamos, algunos de ellos tienen décadas, otros reclaman por cambios no cumplidos, y otros por promesas de campaña no alcanzadas.

La muerte de Dilan Cruz (con el mensaje “Dilan no murió, a Dilan lo mataron), seguido de las revelaciones sobre su muerte y el uso del Bean Bag (escopeta calibre 12, que se encuentra autorizada para el uso del escuadro antidisturbios), solo han alimentado la idea de la represión durante las marchas, a lo que se suman los llamados de Human Right Watch (HRW), que desde las protestas chilenas había solicitado prohibir su uso, pues tienen evidencia de que causa graves heridas (en este caso la muerte), de aquellos que reciben su impacto.

Los estudiantes, indígenas, y sindicatos han sido algunos de los grupos más organizados, pero a esto se suman las expresiones ciudadanas espontáneas que se han caracterizado por cacerolazos, y que advierten al gobierno que el descontento es generalizado.

El presidente hizo un llamado al diálogo a todos, y comenzó una serie de reuniones con líderes, alcaldes y gobernadores electos, y convocantes a la marcha (estos últimos rechazando la mesa pues quieren una conversación más directa), pero creando una reacción en cadena que lleva al gobierno a una conversación más abierta.

Poner en orden la casa

El presidente no la tiene fácil, pues mientras ocurren estos hechos, el partido de gobierno, el Centro Democrático, no está particularmente unido a él en estas fechas, no sólo se suma la voz de congresistas que quieren más representación en su gabinete, también están líderes como Fernando Londoño, quien incluso pidió al presidente apartarse del cargo mientras conversa con estos sectores.

Duque le respondió a Londoño, refiriéndose sobre dicha actitud: “la mezquindad que alimenta su espíritu solo lleva a quedarse con los profundos extremismos”, y es que sus diferencias no son recientes, desde que era precandidato, Londoño mostró más preferencias por candidatos que consideraba más de la entraña del uribismo que Duque, y esto sólo ha desatado una imagen de mayor desorden en la misma casa del uribismo, incluso con el expresidente y líder natural del partido, defendiendo al presidente.

De hecho, como le dijo el senador Ernesto Macías a El Espectador, y ha sido un rumor constante entre los miembros de ese partido, la división ha llevado a plantear que los inconformes con el presidente quieren hacer un partido aparte, y varios de los congresistas afirman que dicha división está creada desde el inicio de la colectividad, pero que a pesar de ello, sin el caudal electoral de Uribe, no se cree que tengan éxito o terminen por decidir irse en solitario.

Todo esto, mientras la popularidad del presidente se encuentra por los suelos, algo que no parece cambiar con sus anuncios en la presente Reforma Tributaria, hecho con políticos a sus espaldas y en medio de marchas, y la ya mencionada muerte del jóven Dilan Cruz.

Cabe resaltar que el gobierno tiene poco más de 15 meses, así que la luna de miel del poder duró poco en el Centro Democrático, así como el caudal de popularidad del mandatario elegido con más de 10 millones de votos, y falta por ver si dicho diálogo le dará oxígeno en una de las esquinas donde se juega su futuro.