Un planteamiento básico de las democracias actuales es el equilibrio de poderes, la capacidad de no permitir que ninguno de los poderes pueda prevalecer sobre otro, y de esa forma, mantener bajo control el poder de cada rama, en especial el Ejecutivo.
Cuando empezaron a subir al poder nuevos líderes mundiales, con un lenguaje más polémico, directo y beligerante, ¿Alguien pensó que llegaríamos a estas crisis? Y sobre todo ¿Estamos ante una verdadera crisis de las democracias en el mundo? Esa es la pregunta de millón que parecen realizarse los analistas alrededor del mundo, al ver las impresionantes tensiones que se viven en varios países.
Perú: El choque que tiene al país en vilo
El caso Lava Jato, que llevó a revelar la corrupción promovida por Odebrecht en ese país, ha llevado a prisión a varios de los más importantes líderes políticos de esa nación, el presidente terminó renunciando por escándalos relacionados con la constructora brasileña, y Martín Vizcarra, su vicepresidente, terminó siendo el nuevo sorpresivo mandatario desde marzo de 2018.
Ahora la estrategia del congreso, de mayoría Fujimorista, opositora a Vizcarra, y seguidores de Keiko Fujimori, derrotada en las urnas por el caído presidente y hoy recluida por lavado de dinero, quería cooptar el Tribunal Constitucional, donde hay 6 plazas a reemplazar, y ante la posibilidad de que varios de los investigados y condenados presentaran un recurso para llegar con éxito a esta alta corte.
Vizcarra (a quien no podríamos clasificar como un líder al estilo de los polémicos Trump y Johnson), presentó una moción de confianza para modificar la forma como se eligen los miembros del Tribunal, pues consideraba que terminaría el poder judicial enlodado por la oposición que quería desequilibrar el juego, pero ante la negativa, el entonces presidente usó su función constitucional y sentenció la disolución del congreso y llamado a elecciones.
El caso peruano es el más delicado, pues ahora el Congreso realizó una suspensión al presidente como retaliación, y realizó el juramento de Mercedes Aráoz como presidenta interina, hoy alejada de Vizcarra.
Aunque la decisión del presidente tiene gran apoyo popular, el choque entre poderes genera una crisis no vista desde la dictadura de Alberto Fujimori, y dejando al país en una seria inestabilidad política. Por lo menos, el choque demuestra que los poderes de esa nación no actúan sin oposición alguna.
Trump: El peligroso intento de “impeachment”
La revelación del contenido de la llamada entre Trump, y el presidente ucraniano, Volidímir Zelenski, revelaría lo que sería presiones del mandatario de Estados Unidos, a otro presidente, para investigar al hijo de su muy posible rival político en las próximas elecciones.
Trump, conocido por su lenguaje beligerante, ha intentado llamar la atención sobre Hunter Biden, hijo de Joe Biden, exvicepresidente de Obama, y actual precandidato demócrata, también ha está intentando buscar al “soplón” que sacó a la luz el contenido de la llamada, que fue finalmente desclasificada parcialmente, y reflejaría lo que sería una seria violación a su constitución.
La líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, anunció el inicio de la investigación para presentarlo ante una posible destitución, y el juego subió de nivel, si los demócratas no logran que la otra cámara (el senado) destituya a Trump (algo difícil pues allí la mayoría de republicana), al menos debe lograr debilitar su imagen rumbo a las elecciones del próximo año.
El escándalo podría solo fortalecer al presidente, victimizándose, o queriendo mostrar todo como la manipulación de las herramientas institucionales para impedir su reelección. Otro equilibrio de poderes, que podría terminar en más poder para una de las partes, pero un choque lógico en una democracia.
Londres: La debacle de Johnson
Boris Johnson llegó con fuerza y popularidad a reemplazar a una desgastada Theresa May, que se quedó atrapada en la aprobación de su acuerdo para el Brexit, y esto permitió que un nuevo y polémico líder llegara Downing Street.
Johnson llegó con una mira clara, ejecutar el Brexit a toda costa, realizar inversiones históricas en el Reino Unido ante una salida dura, y lograrlo a más tardar el 31 de octubre.
El premier incluso buscó el cierre del parlamento, que buscaba obligarlo a un acuerdo con Bruselas para aplazar de nuevo su retiro de la Unión Europea, pero con el cierre el país quedó en la incertidumbre, y la estrategia de Johnson quedó revelada, mantener a raya a ese poder para alcanzar sus propósitos, y luego llamar a elecciones con el discurso de lograr ejecutar a la mala el Brexit por encima de todo poder, toda ley, y todo opositor.
El Supremo terminó dándole una dura bofetada, revocó su consejo a la Reina Isabel II de cerrar el parlamento, e hizo que el juego regresara a su punto inicial y más peligroso para Johnson, a quien Corbyn (líder de la oposición laborista) pidió su dimisión, al igual que otras voces de esa nación.