Guatemala eligió presidente, y con ello llega al poder el conservador Alejandro Giammattei.
Ese país ha estado sumido en una crisis por cuenta de la pavorosa corrupción que parece permear cada nivel del Estado, la Comisión Internacional para la Impunidad en Guatemala (CICIG) (creada por la ONU a petición de varios órganos de control guatemaltecos), destapó una olla podrida que cubre a casi toda la clase política de ese país, mostró como organizaciones criminales dan la mitad de la financiación de los partidos, como buena parte de la clase política tiene vínculos corruptos, y además como incluso esto tocaría al actual presidente Jimmy Morales (político que fuera comediante de televisión y llegó con la promesa de cambiar este panorama).
Aunque la CICIG tenía fuerte apoyo popular, Morales decidió expulsar a su titular Iván Velásquez Gómez (colombiano que tuvo una larga carrera judicial), y no renovar el mandato de la Comisión que finaliza en septiembre de este año, y con ello la guerra del presidente Morales para evitar que la CICIG continuará su trabajo, demostró el callejón sin salida que representa su presidencia.
Con las elecciones presidenciales acercándose, ese país tenía una nueva oportunidad de elegir un candidato que cambiará el panorama político, que ya le había costado la presidencia a Otto Perez, y demostró que la presidencia del comediante Morales no sería diferente.
Una elección con dos candidatos desafortunados
Los dos candidatos que llegaron a la segunda vuelta presidencial son Sandra Torres y Alejandro Giammattei. Torres es la exesposa de Álvaro Colom (expresidente de ese país), perdió la presidencia en la elección que Jimmy Morales, y ha estado envuelta en escándalos por la financiación de su campaña en 2015 adicionalmente se opone al funcionamiento de la CICIG.
Por otro lado, el ganador, Alejandro Giammattei, había intentado la ganar la presidencia en tres ocasiones, y por varios partidos políticos diferentes, fue jefe de las cárceles de Guatemala, dejando varios escándalos durante ese mandato, entre ellos un grupo de ejecuciones extrajudiciales que terminaron en condenas para sus subordinados.
Giammattei pasó 10 meses en prisión en el año 2010 por este caso, al final un tribunal lo cerró y quedó en libertad, aunque la CICIG reveló que los asesinatos en las cárceles eran en realidad parte de un plan de limpieza social que ocurría bajo la dirección del ahora nuevo presidente del país.
Por lo tanto, el nuevo presidente también se opone a la CICIG, bajo el argumento de que no se necesitan organismos internacionales para combatir la corrupción de su país, y eso sumado a la falta de mayorías en el congreso, dejan un mandato igualmente complejo al del actual presidente.
Un panorama difícil para Guatemala.