En la política además de relaciones de poder, existen también relaciones de lealtad, que pasan incluso por la amistad, esas relaciones se unen a veces ideológicamente, o al menos de forma partidista, logrando alianzas para todo tipo de elecciones.
Pero, como al estilo de un show de televisión, estas relaciones son también desechables, muchas veces por motivos pequeños, peleas de casa, diferencias muy específicas, o incluso por interés o ventaja política. Y es así, como muchos grupos se han unido y dividido, en lo que muchos medios intentan llamar “política dinámica”, pero que esconden también ese mundo de relaciones desechables que se derrumban ante cualquier viento de desventaja para uno de los bandos.
Recientemente la crisis de varios partidos ha demostrado este juego, cuando llega un nuevo gobierno y las lealtades cambian, o cuando el compañero de trabajo y política ya no es “conveniente en el reciente juego político”.
El caso de Cambio Radical es el primer ejemplo, en su reciente crisis este partido ha visto como se separa un viejo matrimonio; por años los Char sirvieron de respaldo para las aspiraciones de Vargas y para aumentar su poder en la costa, y ahora que se han convertido en un jugador importante, buscan el escenario nacional.
La enemistad no es nueva, un antecedente es la pelea de los Char en el Carnaval de Barranquilla con Vargas, cuando lo invitaron a una celebración en la casa de Álex Char, y al reclamarle a Vargas por aparentemente insultar a la gobernadora de Magdalena Rosa Cotes en un evento con el entonces vicepresidente, Vargas decidió irse enojado, y se le vio muy serio en el desfile del Carnaval el siguiente día.
Ahora, la división de congresistas de Cambio Radical con los Char, y los demás, por las objeciones presidenciales a la Ley Estatutaria de la JEP, esconderían otro problema, y es la intención de Álex Char de lanzarse a la presidencia luego de terminar esta segunda alcaldía de Barranquilla, algo que lo convierte en directo competidor de Vargas dentro del partido.
De nada parece que ha servido los años de amistad y lealtad entre ellos, en la primera vuelta presidencial Vargas no conquistó la costa, donde los Char reinan, y ahora enfrentados, todo indica que Cambio Radical se enfrenta a una ruptura, que podría terminar en uno de los bandos conformando nuevo partido.
Pero si un partido político es perfecto para este ejemplo, es el Partido de la U, actualmente en crisis, con una fuerte división interna entre partidarios y detractores del gobierno Duque, incluyendo el tema de las objeciones a la JEP, mientras senadores líderes como José David Name, prefieren ser partido de gobierno, senadores como Roy Barreras y Armando Bendentti, están del otro lado, oponiéndose desde sus comisiones.
Este divorcio parece tan profundo, que algunos de estos sectores ya están buscando salida para formar un nuevo grupo político.
Pero la U, siempre ha sido escenario de relaciones desechables, se creó como apoyo de Juan Manuel Santos y otros políticos como Óscar Iván Zuluaga, al entonces presidente Álvaro Uribe, y luego fue el partido que se opuso al expresidente Uribe en el Congreso y que compitió con Zuluaga a la presidencia, bajo el liderazgo de Santos.
La relación Uribe – Santos, tiene quizás el divorcio más conocido por los colombianos, una deslealtad que parece siempre le hizo recordar la opinión pública al ahora expresidente y Nobel de paz, y una relación rota que cambió todo el tablero político nacional.
La Alianza Verde, es otro gran ejemplo, primero, por el paso allí de Enrique Peñalosa, quien fuera su candidato presidencial de la mano de Claudia López, para luego hacerse elegir alcalde en alianza con Cambio Radical, y luego desde la alcaldía haría la alianza con el Centro Democrático, una amistad profunda, pues López dio de su dinero de reposición de votos como senadora a Peñalosa para que se lanzara a la alcaldía, para luego ver como se iba con Carlos Fernando Galán y David Luna, renunciando a los verdes.
De hecho, la Alianza Verde nace por otra ruptura, el Polo Democrático en 2007, al poner por primera vez un alcalde en Bogotá, era mucho más nutrido, allí estaban Antonio Navarro Wolf (que se hizo elegir gobernador de Nariño con el aval amarillo, para luego renunciar al partido y lanzarse senador por los verdes), Lucho Garzón, (que después de ser alcalde del Polo Democrático y candidato presidencial, renunció para irse a los verdes también), Clara López Obregón (que renunciaría luego de su pelea por aceptar un ministerio al presidente Santos, cuando ya había sido candidata presidencial y a la Alcaldía de Bogotá por ese partido), y claro está Gustavo Petro (había sido senador del Polo, y una vez candidato presidencial de ese partido), ahora todos se fueron del tradicional partido de izquierda, y fue la disidencia petrista la que en parte terminó convirtiendo al Partido Verde, em la Alianza Verde.
Las historias podrían seguir todo el día, pero el tema no es que existan cambios en el tablero político, el tema es que los amigos y las relaciones de lealtad en la política parecen ser sorprendentemente variables, y sobre todo, desechables. ¿Quién es realmente mi amigo? Se preguntarán los políticos colombianos.