Luego del atentado con carro bomba en Bogotá que dejó 21 muertos y más de 60 heridos, el presidente Iván Duque dio por terminadas las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), luego de permanecer por largo tiempo congeladas.
Responsabilizando a ese grupo, y afirmando que su disposición de paz ha sido nula desde que asumió su mandato, Duque reafirmó su disposición a no permitir este tipo de actos y actuar contra estos grupos con todo el peso de la ley.
Lo anterior tiene como consecuencia el cese de los beneficios a los negociadores del ELN en Cuba, y la reapertura de sus órdenes de captura, y la solicitud de circulares rojas por parte de la Interpol. Pero ¿Qué significa esto en la práctica?
Es muy difícil fijar una posición a la ligera para cualquier gobernante en estos hechos, por un lado, por el duro golpe que significa un atentado en el corazón mismo de la Policía Nacional, y por otro, porque se esperaba que al lograr unas negociaciones exitosas con el ELN se terminara con el conflicto armado de décadas que enlutaron al país.
Pero el atentado fue una prueba que no soportó la mesa de diálogos, y lo que ocurrirá a continuación será una nueva prueba a las esperanzas de paz de los colombianos, un conflicto que costará vidas, y que en lugar de las FARC tendrá como protagonista al ELN.
El Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos ya había afirmado que la voluntad de paz del ELN era inexistente, y al parecer era la presión internacional la que mantenía la Mesa de Diálogos, aunque sin la existencia de ellos.
¿Qué enfrentará el país a partir de ahora?, el presidente Duque terminó su anuncio afirmando: «Al terrorismo solo con la ley, y con todo el peso de ella»