Los peruanos se juegan su futuro este domingo en la segunda vuelta de una elección presidencial controversial, en cinco años han tenido cinco presidentes, mientras la crisis por la pandemia ha empobrecido al país.
Pero, como si la combinación entre inestabilidad política, crisis sanitaria y crisis económica no fueran suficientes, las dos opciones de la segunda vuelta presidencial son tan diferentes como controversiales.
Keiko y el legado de Fujimori
Keiko Fujimori, tiene 46 años, es la hija mayor de tres hermanos, administradora de empresas y excongresista por Lima entre 2006 y 2011, además, es hija de Alberto Fujimori, famoso expresidente peruano que a través de un autogolpe condujo los destinos de ese país entre 1990 y 2000, hoy, se encuentra condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad y corrupción.
Y es verdad, generalmente esta fotografía es la más usada para comenzar a describir a la candidata del partido fujimorista Fuerza Popular, el legado que dejó su padre, y los estragos en la democracia que parecen perseguirla hasta la actualidad.
Aún así, Keiko llega a su tercera candidatura presidencial, la primera, la perdió contra el exmilitar Ollanta Humala, en una reñida segunda vuelta en 2011, y la siguiente, a pesar de ganar la primera vuelta, fue derrotada en el balotaje por Pedro Pablo Kuczynski (PPK), un banquero y exministro de economía de varios gobiernos anteriores.
Pero son las decisiones de Fuerza Popular, las que más persiguen a Keiko en la actualidad, la presión del congreso de ese país es frecuentemente señalada como una de las principales razones de la inestabilidad política, tanto en las solicitudes de vacancia presidencial contra PPK, quien finalmente renunció en 2018, como en la declaratoria de incapacidad moral del sucesor de PPK, Martín Vizcarra en noviembre de 2020. De hecho, varios políticos del Gobierno de Humala y PPK, han alegado una persecución judicial en su contra por parte de Fuerza Popular.
La misma Keiko ha sufrido varios escándalos de corrupción, en especial, por las acusaciones de lavado de activos en el caso Odebrecht que la llevó a prisión en 2018. Una vez en libertad, regresó a las elecciones presidenciales de 2021, y llegó a segunda con dificultad frente a un candidato nuevo, el maestro de izquierda Pedro Castillo.
Keiko, considerada una figura polarizante en su país, se enfrenta a las acusaciones de intentar buscar otro gobierno autoritario, y al fantasma de la corrupción que ha generado escándalos o condenas a casi todos los presidentes electos de ese país desde 1985.
Principales propuestas de Keiko
La candidata se propone continuar con la Constitución que rige actualmente ese país, creada durante el gobierno autoritario de su padre, y se centra en atender la difícil situación que vive el país con el paso de la pandemia por COVID-19, esto lo hará concentrándose en la aplicación de pruebas moleculares y no pruebas rápidas como ocurrió durante el Gobierno de Vizcarra, además, prometió vacunar a todos los peruanos mayores de 18 años antes de finalizar el año.
La candidata también se propone simplificar el sistema tributario, e incentivar la inversión extranjera retirando los límites de beneficios tributarios que percibirían las empresas extranjeras, además, plantea crear la Comisión Nacional para la Formalización, en un país donde 3 de cada 4 trabajadores son informales.
En lo educativo se plantea fortalecer la educación virtual con un Centro de Recursos Educativos Digitales y de Radio y Televisión Educativa, y dotar con tablets y laptop a zonas rurales del país, y estudiantes.
Finalmente, ha asegurado que buscará que se revisen los artículos de la constitución que permiten la moción de censura contra ministros y la vacancia por incapacidad mora al presidente, provenientes del Congreso, los mismos que le costaron su cargo a varios expresidentes y ministros cuando era opositora.
Pedro Castillo y el fantasma del comunismo
Castillo es un considerado por muchos analistas como un candidato exótico, a sus 51 años, su aparición en la política peruana ha sido muy reciente, nació el Chota a mil kilómetros de la capital, y se ha desempeñado como maestro de primaria y líder social y sindical.
A primera vista Castillo sorprende en la segunda vuelta, no solo por salir victorioso en la primera, en un hecho histórico en ese país frente a la clase política tradicional, también por sus posturas, su partido Perú Libre es considerado como lo señalan su propia información pública, como un partido marxista leninista, aunque Castillo ha señalada que él no se considera con ese rotulo en varias entrevistas a medios.
Su apariencia, marcada por su característico estilo en defensa de lo regional, está acompañada por su inexperiencia política, e incluso comunicativa, con varias salidas en falso en debates y entrevistas, pero con un lenguaje anti-sistema, y más cercano a un elector rural, y crítico del centralismo, que ve en Castillo un igual.
Criticado por su cercanía con el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, condenado negociación incompatible, que, en otras palabras, lo señala de favorecer a una empresa interviniendo directamente en ampliar el plazo para ejecutar una obra pública.
A pesar de esto, y siendo recordado por su contrincante en cada uno de los debates, Castillo ha tenido que enfrentarse principalmente a las objeciones sobre sus propuestas, y su viabilidad. Un hecho, que, a falta de elocuencia en las respuestas, ha generado sobre su imagen una serie de fantasmas ya usados en otras elecciones del continente, desde compararlo con la polémica figura del fallecido Hugo Chávez en Venezuela e intentar copiar su modelo, como de intentar implementar un modelo eminentemente comunista, que centralizaría el poder económico en el Estado y atentaría contra la propiedad privada, por eso será importante revisar sus propuestas.
Principales propuestas de Castillo
Probablemente la propuesta más polémica, pero al mismo tiempo más importante para logar lo que sería el ambicioso plan de gobierno de Perú Libre, es la creación de una nueva Constitución, que en su opinión, incluiría a los actores sociales y políticos excluidos durante el Gobierno de Alberto Fujimori.
La educación es su principal bandera, como uno de los líderes del paro de maestros de 2017, el candidato propone un aumento de salario a los docentes del magisterio, tanto los activos como los pensionados. Además, buscará la gratuidad total, invirtiendo hasta el 10% del PIB en educación, e incluso, reingresará a los maestros despedidos por lo que llama “políticas de racionalización”.
Castillo piensa aumentar el tamaño del Estado, posicionándolo como un generador y promotor de empleo, eliminando la tercerización laboral, y los contratos a plazo fijo, promete recuperar tierras agrícolas dedicadas a los proyectos de irrigación, y dar prioridad a las empresas nacionales, para que ocupen lugares en el mercado por encima de las extranjeras.
Su plan incluye lo que podría constituir el regreso a la administración del Estado de varios servicios públicos, como el transporte, donde revisará la posición del Estado y sus empresas en el sector aéreo, la revisión de los contratos concesionados en las carreteras para revisar los peajes, y grandes proyectos como conectar a la toda la costa con la región selvática a través de proyectos ferroviarios.
Este plan, no incluye grandes medidas progresistas como la defensa de los derechos de la comunidad LGTBIQ.
Una apretada elección
Pero la decisión final la tendrán los peruanos, entre dos modelos totalmente opuestos, y unas encuestas que los fijan en un empate técnico, generando gran incertidumbre sobre el resultado del próximo domingo.
Keiko, se ha logrado reconciliar a varios de sus contradictores, en especial se destaca el nobel Vargas Llosa o el exministro Pedro Cateriano, además, ambos candidatos han tenido que firmar acuerdos por el respeto de sus periodos presidenciales y el compromiso de su lucha contra la pandemia.
El resultado, parece solo el inicio de un largo camino por una recuperación económica, social y democrática, que se ha escapado de las manos de ese país en los últimos años.