Aunque ahora abundan los análisis sobre la batalla legal que iniciará Donald Trump luego de perder las elecciones contra el demócrata Joe Biden, también cabe analizar qué llevó a la derrota de uno de los presidentes más polémicos de la historia de los Estados Unidos.
El mundo se sorprendió cuando un errático y políticamente incorrecto Donald Trump, derrotaba a Hilary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016, el nuevo presidente nunca había sido elegido para un cargo y ahora tenía la oportunidad de demostrar que un magnate podía hacer todo lo que un político de carrera en Washington no pudo.
Generó más polarización mientras no logró más popularidad
Cuando Trump se presentó en 2016 como el candidato republicano, tenía detrás la expectativa sobre un Gobierno liderado por un magnate, y además, tenía el apoyo de un electorado cansado de la clase política.
Pero durante sus cuatro años de mandato no ha logrado unir a más estadounidenses a esas filas, de hecho, mantuvo márgenes estables, pero siempre discretos de popularidad, mientras en febrero según Gallup llegaba al 49%, para el 22 de octubre previo a las elecciones ya era del 43%, pero la misma encuesta demostró un hecho evidente, mientras en los republicanos lo apoyaban en un 94%, en los demócratas era solo un 4%, un reflejo de la polarización.
El presidente necesitó un margen de aprobación que le permitiera restar votos entre los independientes, pero su constante tono beligerante sobre las minorías, en especial sus decisiones luego de la muerte de George Floyd (afroestadounidense quien falleció en custodia de la policía) hicieron aumentar el descontento sobre lo que sería su continuidad en el poder.
Su mal manejo de la pandemia
El manejo en general de la pandemia por parte del presidente Trump, con una cifra record de contagios y fallecidos, bien pudo influir en el resultado de estados decisivos, en especial cuando la cifra alcanzaba nuevos picos justo en los días previos a la elección.
Sus declaraciones y sensibilidad ante la tragedia mundial por Covid-19 tampoco contribuyeron, desde negar su impacto al principio al considerarlo solo un problema chino, hasta dar recomendaciones poco coherentes como su sugerencia de inyectar desinfectantes domésticos para combatir el virus, llevaron a debilitar su imagen de un mandatario que lideraba de manera seria una crisis desde la Casa Blanca.
El virus ha sido un reto mundial contra la raza humana, pero también parece la receta perfecta de una tormenta en la Trump no salió bien librado.
Además, en Estados Unidos el estado de la economía se vuelve fundamental para una elección presidencial, quizá es por eso por lo que Trump mantuvo márgenes de aprobación razonables durante su mandato, pero también terminó siendo su sentencia de salida.
La tasa de desempleo en los Estados Unidos cayó durante su mandato, en un proceso que venía desde el gobierno Obama, y alcanzó su cifra más baja en medio siglo, pero todo cambió con la llegada de la pandemia, en unos meses la histórica cifra subió para convertirse en la más alta desde la Gran Depresión, y tal cambio solo podía endilgarse al manejo del actual mandatario.
La economía se contrajo, y la pregunta será una constante para la historia ¿Sin Trump en la presidencia el impacto del virus en Estados Unidos pudo ser mucho menor?
Trump no entendió que la elección era una evaluación a su mandato
El presidente Trump intentó utilizar la misma receta para derrotar a Clinton en 2016, atacó a Biden en el corazón mismo de su núcleo familiar, insultó la memoria de su hijo Beau Biden, en pleno debate electoral, sin contar los constantes ataques a Hunter Biden, hijo del hoy presidente electo envuelto en un escándalo de negocios en Ucrania.
Los ataques sobre la larga trayectoria de Biden en la política norteamericana, chocaron con el mensaje demócrata sobre las tragedias personales de su candidato, y su fortaleza frente a la adversidad, y cambiaron las miradas sobre lo que Trump estaba haciendo desde la Casa Blanca para lidiar con los retos que enfrenta hoy esa nación.
El reto de Trump era mostrar un camino claro luego de los logros de su primer mandato, y garantizar que tenía un plan a largo plazo para los estadounidenses, pero sus constantes ataques personales mientras el país vivía la tragedia de la pandemia, solo agudizaron el rechazo al mandatario.
La elección pasó de ser una decisión entre un mensaje de esperanza de Biden y uno de continuidad con Trump, a convertirse en una batalla por sacar al mandatario de la Casa Blanca basado en la evaluación sobre su gestión. Se hicieron obvias sus intenciones de repetir una formula ahora poco novedosa ahora de 2016, la diferencia: Trump ya no era el exitoso empresario que quería derrotar a la clase política, ahora él era parte de ella y no había tenido buenos resultados.
Los hitos de su derrota
Pero Trump logró otros hitos con su derrota, y no se trata solo de superar la votación general de Obama, también se convirtió en el primer presidente en 28 años en perder la reelección, el primero en el siglo XXI, y el primero en negar su derrota.
Solo en tres ocasiones un presidente ha perdido su reelección, primero fue Herbert Hoover, republicano que perdió la reelección contra Franklin D. Roosevelt en 1932, se enfrentó a la Gran Depresión de 1929, lo que terminó minando su continuidad en el poder.
James (Jimmy) Carter, llegó al poder venciendo a Gerard Ford, quien llegó al cargo luego de la renuncia de Ricard Nixon por el Watergate, en un momento donde el descontento con la clase política era alto. Pero su mandato no fue considerado como trascendente, además de los problemas económicos mantuvo una baja popularidad, y perdió finalmente contra Ronald Reagan en su intento de reelección de 1980.
Y finalmente George H. W. Bush, perdió su posibilidad de reelección contra Bill Clinton en 1992, considerado en ese momento como la cara de una nueva generación, y con la impopularidad generada por la Guerra del Golfo.
28 años después, Donald Trump se convierte en el primer presidente de los Estados Unidos, que en pleno siglo XXI pierde la reelección.