Los escándalos en el Ejército, relacionados con la misma cúpula militar, han desgastado la imagen de la institución, y han revelado una serie de irregularidades que hacen pensar que más allá de los miembros de las Fuerzas Armadas involucrados, hay un problema estructural en ella.
La revista Semana, fue una vez más la que reveló el escabroso caso, y mostró como incluso había seguimientos a miembros de ese medio, políticos, e incluso la magistrada que llevaba el caso del expresidente Álvaro Uribe en la Corte Suprema.
Según ese medio, la salida de Nicasio Martínez como comandante del Ejército el 27 de diciembre de 2019, no se debió a motivos personales, sino al presunto uso de tecnología de inteligencia para realizar estos actos ilegales que incluirían una “limpieza” en varios cargos de la institución de aquellos que se negaron a estos actos.
Los batallones de ciberinteligencia (Bacib), y el batallón de contrainteligencia de seguridad de la Información (Bacsi), serían los directamente implicados, y según la investigación recibieron ordenes de interceptar a la magistrada Cristina Lombana, y entregar dicha información a un político del Centro Democrático.
Para cubrir estos hechos, se utilizó a la contrainteligencia para desviar la atención, e intentar culpar a otras instituciones, curiosamente cuando la presidenta de la Corte Suprema, Gloria Ortíz, denunció posibles interceptaciones a miembros de esa Alta Corte, el primer señalado como posible responsable fue la Fiscalía General, y no los cuerpos de inteligencia del Ejército.
La plataforma “Hombre Invisible”, por un costo de 3 mil millones de pesos, sería la utilizada para las interceptaciones, además de tecnología que al simular ser una antena, puede trasladarse en un compartimiento o maleta para interceptar comunicaciones, una herramienta muy efectiva contra el crimen organizado, y que según Semana fue entregada por ordenes del comandante del Ejército a dos coroneles (uno de ellos retirado).
Desvío de recursos, uso de la inteligencia con motivaciones políticas, e incluso forzoso retiro de uniformados que se negaron a realizar estos actos, pudieron llevar a la salida del general Martínez, pero su despedida efusiva, y las palabras de elogios del presidente Iván Duque, dejan un mal sabor sobre su conocimiento de estos hechos.
Ascensos polémicos que terminaron mal
Cabe resaltar que lo ocurrido salpica a varios de los ascensos más polémicos criticados al presidente Iván Duque, entre ellos el mismo general Martínez, quien según Human Rights Watch tenía al menos 23 casos abiertos por falsos positivos, cuando era el segundo al mando de la Décima Brigada Blindada.
También se criticó (en especial desde congresistas de la Alianza Verde) el ascenso del general Juan Vicente Trujillo, también por investigaciones por falsos positivos, lo mismo ocurrió con Francisco Javier Cruz Ricci, por investigaciones por este motivo en 2004, e incluso el segundo comandante del Ejército, Adelmo Fajardo, quien fue mencionado en una columna de Daniel Coronell, donde lo señalaba de un caso de corrupción que fue luego archivado.
Tanto Fajardo, como Trujillo y Cruz, como el general César Augusto Parra, fueron llamados a calificar servicios, por el caso de desvío de recursos en el Comando de Educación y Doctrina del Ejército (Cedoc), y de inmediato se nombraron sus reemplazos (caso también revelado por Semana).
A las constantes revelaciones de la revista, y los cambios que ha tenido que realizar el presidente durante su mandato, sobre todo a sus propios ascensos, quedan dudas sobre la integridad de la institución, y si posee los mecanismos internos de control necesarios para evitar este tipo de hechos, también de si existe la voluntad política real de esclarecerlos, por el momento, el presidente Duque ha manifestado que “Aquí hay cero tolerancia con cualquier miembro de la Fuerza Pública que atente contra la Constitución y la ley.”