El presidente Iván Duque hizo los cambios ministeriales luego de la renuncia de Guillermo Botero, y no hubo sorpresas sobre la llegada de perfiles diferentes a los afines al uribismo.
Dos perfiles políticos
Carlos Holmes Trujillo, quien tiene una larga carrera política y amplia experiencia diplomática, pasó de la cartera de Relaciones Exteriores a Defensa, y Claudia Blum de Barberi, también con una larga vida política, aunque fuera del protagonismo en los últimos años, pasó a ser la nueva Canciller.
Trujillo, es considerado uno de los más cautos uribistas, aunque sorprendió desde el inicio del gobierno Duque, con la revelación de que intentaría de nuevo la presidencia en 2022, ya lo había intentado en dos oportunidades, la primera, enfrentando en 2014 a los también precandidatos Óscar Iván Zuluaga, y el exvicepresidente y hoy embajador en Washington, Francisco Santos, en esa oportunidad fue derrotado en la convención del Centro Democrático que puso a Zuluaga de candidato, para ser luego su fórmula vicepresidencial, de nuevo lo intentó en 2018, pero perdió en la serie de encuestas que dejaron a Duque como candidato, aunque luego lo acompañó, tanto en la consulta donde derrotó a Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez, como en la candidatura de Duque y el empalme.
Como canciller Trujillo tuvo el gran reto de hacerle frente a un gobierno que llegaba con una voz fuerte contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, por eso se cree que esto lleva el tema a la cartera de Defensa, pero además, estuvo a cargo de polémicos nombramientos de alfiles del uribismo en cargos diplomáticos.
Ahora Trujillo tiene inmensos retos, pues recibe un ministerio lleno de escándalos, desde la corrupción revelada por Revista Semana, que llevó a cambios de varios altos mandos de las Fuerzas Armadas, pasando por el ascenso de militares también polémicos, como el general Nicasio Martínez, y terminando en las muertes de Dimar Torres y Flower Trompeta.
Pero más grave aún, el creciente y bochornoso escándalo del bombardeo en el Caquetá, donde murieron al menos 8 menores de edad (aunque medios hablan hoy de hasta 18), todo, en medio de una imagen desgastada para ese Ministerio y las Fuerzas Armadas.
La cartera de Defensa es crucial para proyecto político del Centro Democrático, que se construyó sobre la idea del éxito que fue la Seguridad Democrática durante el gobierno de Álvaro Uribe, y prometiendo el retorno del resultado popular en el que resultó. Algo que queda en altas expectativas de un perfil como el de Trujillo, que tiene mucha experiencia saliendo bien librado en sus declaraciones, pero poca o casi nula en temas de Defensa.
Claudia Blum por su parte, es de origen liberal como el expresidente Uribe (su padre fue asesinado por la entonces guerrilla de las Farc en 1982), pero pasó de ser parte del Nuevo Liberalismo y de la campaña de César Gaviria, a una fuerte crítica de Ernesto Samper y de ese partido, acompañando las dos campañas presidenciales de Andrés Pastrana, de quien es cercano.
Blum fue senadora desde inicios de los noventa, hasta inicios del presente siglo, llegando a convertirse en la primera mujer en ser elegida presidenta del Senado, pero ya alejada del liberalismo y siendo parte de la fundación del partido Cambio Radical.
Caleña, igual que Trujillo, es considerada una uribista acérrima, y acompañó al actual senador y expresidente, desde su primera campaña presidencial en 2001, cuando todavía era un candidato que no se creía con posibilidades de ganar.
La nueva ministra, tuvo como fórmulas a la Cámara durante su paso por el congreso, a la misma Ingrid Betancourt, e incluso a Gina Parody, y luego acompañó a Germán Vargas Lleras en su aspiración al Senado.
Fue embajadora en la ONU durante el gobierno Uribe, cargo en el que permaneció todo su segundo mandato, y luego dio conferencias siendo parte del órgano Diálogo Interamericano.
El presidente Duque la conoció en su rol más diplomático, y la ahora Canciller, tendrá que enfrentar la desdibujada agenda internacional contra el régimen de Venezuela que dejó Trujillo, y que no ha logrado más éxitos relevantes desde el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino de ese país.
Estos dos nombramientos de origen vallecaucano hacen un enroque de veteranos políticos en dos de los más importantes ministerios del presidente Duque y de su partido. Por supuesto, dejan la idea de que no existirán mayores cambios en el estilo de conformación de gobierno del presidente, ni en la oportunidad de dar representación política a nuevos sectores, mientras se sigue discutiendo la gobernabilidad de un mandatario que no está en su mejor momento en las encuestas, ni tampoco en sus relaciones con las demás fuerzas políticas.
Para Trujillo principalmente, pero para el gobierno en general, vendrá la marcha del 21N, que como lo contamos aquí, puede ser una reedición de las marchas que viven varios países de la región, y cuya presión ha logrado algunos resultados en contra de los gobiernos contra los cuales se levantaron. Un momento fundamental para trazar el largo camino que le queda al actual gobierno.