Se aclara la carrera de los Demócratas para enfrentar a Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, y parece quedar cerrada entre el senador de Vermont, Bernie Sanders, y el exvicepresidente de Obama, Joe Biden.
El Súper martes, es una fecha especial donde en una sola noche 14 Estados salen a votar, entre ellos gigantes como California, con 415 delegados, o Texas con 228. El conocido método indirecto que reparte a los delegados entre los candidatos de acuerdo a su porcentaje de voto (con al menos el 15% alcanzado), tiene como número mágico 1991 delegados, y entregará la candidatura del partido a quien los logre rumbo a la Convención Demócrata de julio, que se hará en Wilwaukee, Wisconsin.
Se podría decir que la victoria de la noche se la lleva Biden, no sólo porque ganó en 9 de los 14 Estados, también porque confirmó el llamado #Joementum, luego de su victoria en Carolina del Sur, y pasa al hasta ahora favorito Sanders, considerado un socialista, que traía un sólido registro de victorias en Iowa, New Hampshire, y Nevada.
Ahora los Demócratas se juegan la elección enfrentando a dos claros sectores del partido, uno moderado, más centrista, representado en Biden, quien se presenta por tercera vez a la elección a sus 77 años (antes lo había hecho en 1988 y 2008), contra el candidato más socialista y liberal por excelencia en ese partido, un Sanders que sabe que a sus 78 años tiene una última oportunidad de intentar al menos la candidatura (ya había perdido contra Hillary Clinton en 2016).
La pregunta del millón es ¿Quién es el ideal para enfrentar y derrotar al polémico presidente republicano?
Por el momento, Biden toma la delantera, derrotando a Sanders en Estados como Texas, Virginia, Tennesse, Oklahoma, Minnesota, Massachusetts, Carolina del Norte, y Alabama, pero Sanders se impone en el gigante California, en el Estado donde es senador, Vermont, en Colorado y Utah.
Pero a dicha carrera se suma la expectativa que ahora cubre a sus rivales, varios de ellos rendidos, comenzaron a retirarse desde el fin de semana pasado, como Pete Buttigieg, quien logró una importante victoria contra Sanders en Iowa, y luego lo empató en New Hampsire, se retiró el lunes, también se suma el retiro de la senadora Amy Klobuchar, que no logró ninguna victoria importante, y el empresario Tom Steyer, eclipsado en el lado moderado del partido por Biden, de hecho, todos estos retiros terminaron apoyando al exvicepresidente.
Los demócratas centristas, que quieren frenar al ala más socialista del partido, representada en Sanders, saben que no deben escatimar en apoyos al candidato moderado más opcionado, también saben que no pueden atomizar el voto con candidatos que nunca lograrán la cifras mágica de delegados, algo parecido a lo ocurrido en el Partido Republicado en 2016, donde los moderados intentaron frenar a Trump en las primarias con varios candidatos sin opciones, casi hasta el final.
El débil inicio de Biden, reunió las esperanzas de los candidatos moderados, y generó expectativas alrededor del empresario Michael Bloomberg, que intentaba hacer su propia versión de Trump en el Partido Demócrata, creando un espejo al mágnate presidente, pero con un mensaje de centro (y una inmensa inversión publicitaria superior a los 500 millones de dólares). Ahora Bloomberg parece al borde del abismo, con solo 44 delegados, sin imponerse en ningún Estado, y lejos de Biden con 453 delegados, y Sanders, con 382.
Sanders tenía su propia rival en el ala más socialista, la senadora Elizabeth Warren, que tampoco logró imponerse en ningún Estado, y con una campaña ahora incierta, sobre todo al ser derrotada en su Estado, Massachusetts, quedando tercera, también podría estar próxima a retirarse.
Las primarias continúan
Ahora se vienen dos grandes citas que seguro definirán al candidato con mejor opciones, y se pronostica (por ahora) que cierren la carrera entre Biden y Sanders. La primera, el 10 de marzo, donde se disputarán 6 Estados (Dakota del Norte, Idaho, Michigan, Misisipi, Misuri, y Washintong), y el 17 de marzo, donde se jugarán dos Estados importantes, Florida (considerado un Estado clave para llegar a la Casa Blanca), y Arizona, además de Illinois y Ohio.
Será un enfrentamiento entre moderados y socialistas demócratas, con una desventaja para Sanders, a pesar del fervor que inspira en los jóvenes, y varias minorías, se enfrenta a un partido cuyas encuestas todavía sitúan a la mayoría de sus miembros más al centro, y podrían preferir a Biden.
El mensaje del exvicepresidente fue claro al cierre de la jornada “La gente habla de una revolución. Hemos iniciado un movimiento”, utilizando el mensaje de Sanders, y convirtiéndolo en una bandera más moderada, mientras Sanders reafirmó: “No puedes derrotar a Trump con la misma vieja política de siempre.” Una afirmación que además de intentar reforzar su mensaje anti-establishment, parece recordar la derrota de Clinton contra Trump en 2016, y el hecho de que Biden pueda representar lo mismo en un choque contra el mandatario en noviembre.
Finalmente, si ninguno logra el número de delegado necesarios, en julio los “superdelegados”, representados en gobernadores, alcaldes y grandes figuras del partido, tendrán que intervenir, en lo que ahora parece una ajustada carrera por la candidatura demócrata.