El gran reto del segundo día sin IVA

Análisis Por

El día sin IVA se ha convertido en un verdadero reto para comerciantes y mandatarios locales, que ven una oportunidad para reactivar la economía, pero también un desafío de no romper los protocolos de bioseguridad en plena escalada de la pandemia en Colombia.

Nuevas medidas

La Presidencia de la República, prohibió la venta de electrodomésticos, equipos de comunicaciones y computadores de manera presencial, y los alcaldes adoptaron medidas más estrictas para impulsar el comercio virtual. Este día sin IVA también abarca productos deportivos, útiles escolares, ropa, juguetes y accesorios para vestuario.

Durante el primer día sin IVA, el 19 de junio, el comercio electrónico aumentó 8 veces con relación al 2019, y las ventas en general un 158%, pero las aglomeraciones justo en el punto crítico de la pandemia generaron una gran cantidad de críticas a la gestión de los alcaldes por el cumplimiento de protocolos, y sobre todo, del Gobierno por resaltar una medida que evidentemente no fue bien planeada.

¿Una medida excluyente?

Pero enfocarse en el comercio electrónico puede tener un costo en la población que el Gobierno desde su comienzo pensaba impactar con los tres días sin IVA, por un lado, porque como afirman reconocidos economistas como Mauricio Cabrera Galvis “El costo fiscal del día sin IVA no solo es ineficiente sino también regresivo pues no beneficia a los más pobres y vulnerables, sino a los estratos medios y altos que son los que tienen dinero para comprar televisores, o los bancos que incrementan la facturación con tarjetas de crédito de los que se endeudan para adquirirlas.”

Y por otro lado, porque la venta se concentra en eletrodomésticos o teléfonos, todos importados, y por lo tanto, excluye a la producción nacional.

El efecto que tenga para dinamizar la economía, podría verse reducido en la medida que no mitiga directamente la pérdida de capacidad de consumo de los hogares más vulnerables, pero según Fenalco, el Gobierno si deja de percibir unos $900 mil millones al retirar el impuesto.

El reto hoy será lograr una jornada más ordenada y que contribuya más a la economía que al aumento de contagios por la Covid-19, y al mismo tiempo, que logre llegar a las familias que más necesitan un espacio para reducir el costos que asumen en dichas compras.