Escándalo por sanción a Colombia en red internacional de memoria del conflicto armado

Análisis Por

En todo un debate se ha convertido la expulsión del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) de la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños (Reslac), que habían pedido al director del CNMH, Darío Acevedo, que “Reconozca el conflicto armado en Colombia, así como lo establece la Ley de Víctimas colombiana.”

Cuatro meses después, Reslac decidió notificar a Colombia de que el CNMH quedaba excluido del reconocido ente internacional, y su director reconoció ante varios medios que nunca respondió la carta, pero que están preparando una respuesta aclaratoria, y que a pesar de no usar necesariamente el termino “conflicto armado” lo ha expresado de otras formas, lo que, según él, no se puede convertir en un concepto dogma.

¿Por qué es tan importante reconocer o no que existió un conflicto armado?

¿Amenaza terrorista o conflicto armado? Una pregunta que se convirtió en debate, cuando el presidente Juan Manuel Santos, en su primer gobierno comenzó a utilizar el termino para definir lo que había ocurrido en el país en los hechos de violencia que han marcado sus últimas décadas.

Años atrás el expresidente Álvaro Uribe criticó esa postura, pues para él se refiere a una lucha armada contra el Estado, y “Quienes amenazan contra la vida, honra y bienes de la población civil no están en Conflicto con el Estado. Son una amenaza criminal.”

El gobierno Santos detalló que ese el es concepto, pues permite delimitar a sus víctimas, de las ocasionadas por la delincuencia común, además abrió el espacio para el Acuerdo de paz, pues reconocía que existía un grupo armado, y no sólo una amenaza terrorista, y por lo tanto, permitía aceptar que existía una motivación política e ideológica.

Esto enfrenta dos (o varios) relatos históricos, uno donde se habla de un ciclo de violencia que intenta cerrarse con el Acuerdo de paz, y debe incluir a todos los actores del conflicto en un solo relato que hable de terminar con la violencia, y el otro, donde el Estado enfrentó a una amenaza terrorista y su trato a estos grupos no puede pasar por ninguna concesión, y mucho menos por una justicia transicional.

El CNMH con Darío Acevedo a la cabeza

La llegada de Acevedo fue tomada con cautela, pues era sabido que el entonces nuevo director tenía una postura más cercana a la del expresidente Álvaro Uribe, lo que desataría una lucha en la forma como se hace el relato del conflicto.

El reconocido académico Eduardo Pizarro Leongómez, autor de múltiples publicaciones sobre el conflicto, criticó la postura inicial de Acevedo sobre su nombramiento, asegurando que el partido de gobierno ganador en las elecciones era quien tenía el poder de hacerlo, para el académico: Dio la impresión de que la construcción de la memoria no era un mecanismo para superar un pasado traumático, sino un nuevo “campo de batalla” en el cual la hegemonía de uno u otro relato histórico es el objetivo final.»

Y en eso han recaido sus críticas durante su paso por dicha dirección, las mismas que señalaron que en la exposición Voces en la Feria del Libro de 2018, Acevedo censuró palabras como “despojo”, “guerra”, y “resilencia”.

También se le llamó a un debate de control político, por afrimar que los “falsos positivos” no fueron una política de Estado, y según el senador Iván Cepeda (citante), Acevedo se presta a: “desconocer el problema de distribución de la tierra y las cifras sobre víctimas en Colombia.”

La independencia del CNMH

Pero Pizarro, quien además dirigió la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), que creó el Grupo de Memoria Histórica (durante el gobierno Uribe), afirma que el CNMH está aislado del sistema de instituciones creada por el Acuerdo de paz, y a falta de independencia del gobierno de turno, y por lo tanto, del relato histórico del partido de gobierno que esté en ese momento, el CNMH no debió existir, y en su lugar dichas funciones las debería tener un ente como la Comisión de la Verdad (CV), que sí es más independiente.

De hecho Pizarro fue más lejos: “¿Qué sentido tiene que el futuro Museo de la Memoria sea diseñado y construido por el CNMH y no por la CV, que dispone de mayor jerarquía y peso?”

Así que el error parece más de diseño, si en un principio la idea era crear un ente que generara consciencia de la historia de un conflicto interno, debió crearse con cierto grado de independencia al relato que en su momento exponía el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, y claro está, los gobiernos siguientes.

Mientras tanto, Acevedo afirma que todo se trata de una estrategia para sacarlo de dicha entidad por el rechazo generado desde el primer día en el que llegó, aunque por supuesto, su función y la del propio CNMH sufren ahora un duro golpe internacional que podría afectar la credibilidad de los trabajos que realice a futuro.

Un escándalo en el mundo académico, que varios destacados en ese campo ya venían venir.