La elección de Pedro Castillo en la presidencia de Perú, fue un proceso que polarizó una vez más a ese país, marcado por una fuerte inestabilidad política, y como lo contamos en Ola Política, terminó en una fuerte incertidumbre marcada por unas poco fundadas acusaciones de su rival Keiko Fujimori sobre un posible fraude.
Castillo lleva ya 6 meses en el poder, en un país con cinco presidentes en cinco años, sin tener una clara mayoría parlamentaria, y sobre todo, con una constante, el presidente no ha logrado garantizar estabilidad política en su propio gobierno.
En estos pocos meses, son dos los gabinetes que ha tenido que conformar Castillo, el primero, marcado por líderes de izquierda, muchos de ellos de su partido Perú Libre, y con acusaciones de ser cercanos a Vladimir Cerrón, un polémico líder de izquierda en ese país acusado por varios sectores, no sólo por hechos de corrupción, sino, por un extremismo en sus ideas que le valió las constantes acusaciones en campaña de la misma Fujimori sobre el poder que tendría este político tras bambalinas si ganaba Castillo.
La incógnita quedó resuelta, y se configuró su primera crisis, Castillo retiró a varios cercanos a Cerrón de su Gobierno, entre ellos a Guido Bellido, su primer jefe de gabinete quien tiene varias investigaciones relacionadas con posibles actos de corrupción y apología al terrorismo.
Un gobierno moderado que no funcionó
Luego de los primeros accidentados cuatro meses de mandato, Castillo nombró a Mirtha Vásquez como primera ministra en reemplazo de Bellido, esta expresidenta del Congreso, daba un nuevo aire de independencia y moderación a su gobierno, pero, sobre todo, de estabilidad.
Mientras tanto, el nuevo ministro del Interior, Avelino Guillen, daba un espaldarazo de reputación, el hombre que llevó a prisión a Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori, ahora estaba con Castillo.
Ambos casos terminaron mal, y son las piezas que hicieron derrumbar el resto del rompecabezas, creando una nueva ola de renuncias frente al presidente y profesor, aquí llega su segunda crisis solo dos meses después.
Guillen, tenía serias diferencias con el comandante general de la Policía, Javier Gallardo, en una puja ante la salida de agentes especializados en la lucha contra la corrupción, la solución según Guillen, era retirar a Gallardo a jubilación, y nombrar un nuevo liderazgo en la Policía, recordemos que en Perú como en la mayoría de países democráticos de la región a diferencia de Colombia, este cuerpo armado responde al Ministerio del Interior, y no al Ministerio de Defensa como en el caso nacional.
Al final, Guillen presentó la renuncia, al parecer el presidente peruano ya no respondía a sus mensajes, y su control sobre la Policía era mínimo, Castillo en respuesta prefirió una salida más drástica, aceptó la renuncia de Guillen y retiró al comandante de la Policía, una torpeza política para los que esperaban un gabinete estable, pues acto seguido, y con una fracasada mediación, Mirtha Vásquez también renunció.
Muchos desafíos en un Gobierno que no parece tener orden
Las encuestas no ayudan al presidente Castillo, en el último sondeo de IEP, su desaprobación llega al 61.5%, mientras en Ipsos agrupa una desaprobación del 60%.
El presidente dijo que su gabinete está en constante evaluación, pero su imagen parece indicar que la ciudadanía no comparte esa visión, y parece lógico, ningún presidente ha vivido este escenario de constantes cambios en sus primeros 6 meses, en más de 40 años de historia política en ese país.
Los desafíos del nuevo gabinete además, serán complejos, la crisis desatada por el derrame petrolero de Repsol, el clima de inseguridad en especial en Lima, la crisis provocada por la pandemia, escándalos como el nombramiento de un excandidato presidencial de centro-derecha (Daniel Salaverry) en un alto cargo, e incluso el más reciente escándalo por la renuncia del Secretario General de la Presidencia, Carlos Jaico, quien al salir denunció un “gabinete a la sombra” que estaría precisamente llevando al presidente a lo que denominó “graves errores de gestión”.
Todo lo anterior, sin contar sus polémicas declaraciones al medio CNN, donde no sólo dijo que el pueblo peruano decidiría si se sede territorio a Bolivia en su salida al mar (un escándalo pues el presidente no quiso afirmar si estaba a favor o en contra de esa idea), y sino también, afirmar que estos meses han sido de “aprendizaje”.
Nuevo Gabinete: Muchas expectativas ante un presidente debilitado
En la tarde de este lunes, Castillo nombró un nuevo Gabinete, cambió a 10 ministros, en medio de una difícil situación. Sorprendió nombrando a un congresista que fue elegido de un partido ultraconservador del cual se apartó, y con quien comparte la idea de una nueva constitución, el abogado Héctor Valer Pinto.
Además, nombró a Katy Ugarte como nueva ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, caracterizada por rechazar la diversidad de género, y señalando que Dios creó al hombre y la mujer, muy al estilo de sus vecinos en el Gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil.
Los cambios pasan por el Ministerio del Interior, y de Economía, donde fueron nombrando a Alfonso Chavarry en el primer caso (un expolicía) y a Oscar Miguel Graham en el segundo caso, conocido por su amplia experiencia en el sector público.
¿Logrará Castillo mantener este nuevo Gabinete? Si la inestabilidad vuelve a su propia casa, ¿Perú verá como dimite otro mandatario? Un futuro incierto en un gobierno hasta ahora accidentado.