A menos de 20 días de las elecciones regionales, en las diferentes ciudades y departamentos, comienzan a verse las tendencias que podrían definir la victoria o derrota de los candidatos.
Todo el trabajo invertido, la visita a líderes, candidatos a Junta Administradora Local (JAL), Concejo, y las mismas Alcaldías en los casos de los candidatos a Gobernación, hacen que la campaña se agite de acuerdo con las alianzas que van surgiendo en el transcurso del tiempo.
Pero en Colombia, la cohesión de los partidos es baja, su capacidad de integrar a los candidatos en los diferentes niveles para que apoyen a otros de su propio partido es un dolor de cabeza, y entonces, cuando las encuestas revelan una tendencia clara de victoria, empiezan como paracaidistas a caer en las campañas ganadoras.
Paracaidistas que prefieren estar con el ganador
Corren rumores de la desbandada que podría estar sufriendo la campaña de Miguel Uribe Turbay en algunas localidades, mientras tiene a los grandes partidos políticos con él, algunos líderes están prefiriendo enviar cartas y pedir citas a la campaña de Carlos Fernando Galán, que parece una opción más ganadora.
Casos similares se han registrado en la campaña de Jorge Iván Ospina en Cali, que ganó ventaja frente a Roberto Ortiz, y varios líderes barriales parecen acercarse al candidato que mantiene la ventaja por esa alcaldía.
Por supuesto, no existen candidatos a JAL o Concejo, que acepten públicamente su cambio de camiseta, pues esto entraría en conflicto con su propio partido, aunque en casos como los del Polo Democrático en Bogotá, algunos han preferido irse de frente contra Claudia López y apoyar al candidato petrista Hollman Morris, en este caso por filiación, más que por opción ganadora.
Otros no necesitan ser candidatos, quizá al principio de la campaña decidieron apoyar a uno, y ahora, con las encuestas marcando tendencia, prefieren enviar cartas, pedir citas, y buscar por todo lugar al candidato que más opciones tiene.
Un sistema democrático, con partidos fuertes, unidos con una clara agenda nacional y local, no tendrían muchos problemas para mantener a sus líderes alrededor de un candidato, pero en Colombia, es muy débil el hilo que une a líderes regionales en un partido, y su disposición alrededor de una persona se vuelve cuestionable.